Transforma el silencio en palabras con subtítulos concisos y de lectura fácil
Estoy segura de que esto te ha ocurrido más de una vez. Te sientas en el sofá, agarras el mando, presionas el botón de encendido y te encuentras con una sorpresa: no funciona el altavoz de la televisión. Buscas con ansia, pero no encuentras el botón de «mute» y te desesperas porque empiezan el programa informativo y quieres enterarte de las noticias.
Por un día, prueba a no hacer nada. Déjalo estar e intenta leer los labios de la presentadora. Complicado sin un soporte de imágenes, ¿verdad? Así es como ven la televisión y perciben el mundo las personas con sordera.
Ahora, busca en el menú la opción: «subtítulos».
¿Qué tal ahora?
¿Mejor?
Estoy segura de que sí. La diferencia es abismal. Con el texto impreso en pantalla podrás enterarte de todo lo que ocurre.
Cuando eres capaz de ponerte en el lugar del otro, también tienes la capacidad de comprender el porqué de nuestro trabajo: escribir para mejorar la vida de los demás.
El subtitulado es un soporte comunicativo en forma de texto que se muestra en la parte inferior de la pantalla durante la producción de contenido audiovisual, como películas, y series, programas de entretenimiento y noticias, vídeos en línea y presentaciones.
Está diseñado para ayudar a las personas con dificultades para oír o entender el idioma hablado, ya sea debido a problemas de audición o a barreras de comprensión.
Como subtituladora, pretendo expresar, de forma concisa y clara, el mensaje verbalizado en pantalla para que más de un millón de personas con discapacidad auditiva en España puedan sonreír con el ingenio de una buena comedia o emocionarse con una obra dramática.
Traduzco el diálogo que tiene lugar en pantalla y lo expreso con palabras. Además, si la audiencia es un público con problemas de audición, incluyo elementos de sonido relevantes, como los efectos de sonido ambientales (puertas, campanas, ruidos o explosiones) y los sonidos específicos que emiten las personas (risas, llanto, gemidos o susurros).
Todo ello con un propósito: conseguir que el consumo de contenido audiovisual sea una experiencia enriquecedora e integradora para cualquier tipo de espectador.
ACCESIBILIDAD
Tus obras serán accesibles. Podrán disfrutarlas más de un millón de personas en España y más de doscientos millones en los países latinoamericanos.
PRECISIÓN
Los diálogos de tus creaciones serán respetados. Los subtítulos reflejarán con precisión el contenido hablado. Esto te permitirá transmitir todo el significado y la intención del diálogo.
CORRECCIÓN
Todos los telespectadores podrán comprender los mensajes con facilidad gracias al respeto de la sintaxis y la gramática propias del idioma: puntuación, ortotipografía y estructura.
BREVEDAD
Conseguirás una lectura fácil y rápida del subtítulo, que expresaré con oraciones cortas y sencillas. Eliminar la información redundante o innecesaria permite al lector seguir la acción en pantalla sin perder detalle.
SINCRONIZACIÓN
Alcanzarás armonía entre la imagen, el sonido y el subtítulo. El texto aparecerá y desaparecerá al unísono con el habla.
INTEGRACIÓN
La imagen y la acción quedarán integradas de forma armónica gracias a los efectos de sonido que encuadran las escenas.
DIFERENCIACIÓN
No dejarás lugar a dudas al espectador gracias a la diferenciación de los hablantes por colores, que identifican a cada uno de los hablantes.
Para que los subtítulos cumplan su función, afino mis sentidos para percibir, no solo el lenguaje como mera sucesión de palabras, sino también una serie de elementos sonoros que definen y marcan la escena. Para conseguir un resultado óptimo, sigo el siguiente proceso, que garantiza a mis clientes resultados de calidad siempre:
En primer lugar, la productora o plataforma me envía el proyecto audiovisual en forma de vídeo.
Luego, me tomo mi tiempo para ver la obra y disfrutarla. Yo sola. La visualizo sin presión, con atención plena y relajación... casi como si estuviese en una sala de cine.
Uno o dos días más tarde (si los plazos lo permiten), me siento frente al ordenador a redactar, con el oído bien afinado, el teclado y un pedal como únicas herramientas. Concentrada, comienzo a escribir y a transformar el silencio en palabras.
En este paso, asigno códigos de tiempo de entrada y salida a los subtítulos, para que aparezcan en sincronía con la imagen y el sonido.
Para finalizar, realizo un último proceso, aunque no por ello secundario: el control de calidad del texto. Este proceso me permite corregir errores gramaticales, estilísticos u ortotipográficos. Además, verifico posibles errores en los códigos de tiempo para evitar sobreexposición o duraciones demasiado cortas.
Seguir estos cinco pasos me ayuda a conseguir documentos de apoyo a la comprensión de las obras audiovisuales deliciosos y listos para servir en bandeja.
¿Qué piensas o sientes cuando eliges una película y no tiene subtítulos?
¿En qué medida consideras que son positivos los subtítulos con colores?
¿Qué es lo que más valoras en un trabajo de subtitulado?
¿Qué es lo que más te molesta de un subtítulo mal hecho?
¿Dejarías de ver una película si no tuviese subtítulos?
Como todos sabemos, errar es humano. Si hubiese algún fallo, solo tienes que comentarme dónde y en qué segundo del vídeo ha sucedido. Esto me permitirá reparar el error y tomar nota para colaboraciones futuras.